La exposición excesiva al sol o a temperaturas bajas, el viento y una predisposición genética suelen ser las causas de que la piel se vuelva seca y áspera.
En estos casos, la piel no es capaz de retener el agua, provocando un cutis rugoso al tacto y una piel que tienden a agrietarse y descamarse.
El hialurónico, componente principal de la capa intermedia de la piel, es una molécula capaz de absorber y retener grandes cantidades de agua. Con el paso del tiempo desciende su cantidad, siendo una de las principales causas de la pérdida de hidratación, elasticidad y firmeza.
En estos casos, la piel no es capaz de retener el agua, provocando un cutis rugoso al tacto y una piel que tienden a agrietarse y descamarse.
El hialurónico, componente principal de la capa intermedia de la piel, es una molécula capaz de absorber y retener grandes cantidades de agua. Con el paso del tiempo desciende su cantidad, siendo una de las principales causas de la pérdida de hidratación, elasticidad y firmeza.
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